Quizá, alguna vez, el verde que te mueve
estalle desde el borde de tu centro.
Tal vez el enroque entre noche y madrugada
te llene de bostezos.
Y así nunca sabras si la luz de la luna te ilumina
o solo revienta en tu cara el haz insolente
y frio que te nubla.
En el medio de la nada, grave y en desorden,
tu pecho se quiebra de dolor y aquellas lágrimas,
que a veces te salvan, hierven de locura y se evaporan
en tus labios.
Esta vez ni sus besos sanadores lograran rescarte
del abismo.
La gran duda final se extrapola con ese amor que sabes fatal.
Y esa cruel realidad que apenas manejas, definitivamente,
se derrumba en tu silencio.
2 comentarios:
good
cuánto poder en las palabras!!!
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